Mindfulness, o Meditación con Atención Plena

Vivimos en un mundo loco, dónde parece que debamos ser felices 24 horas al día, 7 días por semana. Dónde las Redes Sociales son nuestra realidad, y nos empujan de manera frenética al consumo y al individualismo. Dónde hablar de emociones como tristeza, miedo o incertidumbre está prácticamente prohibido.

Y entonces, sentimos que llevamos un piloto automático puesto, estresados, ansiosos… Viviendo lejos del presente, lejos de lo que somos y de nuestra razón de ser.

Pues es por ello que, en estos tiempos acelerados, el Mindfulness, o meditación con atención plena se ha vuelto tan necesario como el aire que respiramos.

Nos trae de vuelta al presente (a nuestro presente), lejos de nuestras expectativas irreales, aquellas que nos causan tanto sufrimiento. La atención plena nos ayuda a parar, a focalizar, a encontrarnos de nuevo con aquella persona que somos y a la que frecuentemente olvidamos.

Parece que el Mindfulness es una moda fugaz, es verdad que últimamente “está de en todas partes”, sin embargo, sus orígenes se remontan al siglo III a.C. (con los Yoga Sutras de Patanjali). Lo que sí es nuevo, es la conexión con la neurociencia. Desde finales de 1970, gracias a los trabajos de investigación de la Universidad de Massachusetts, se ha avanzado mucho en el descubrimiento de las reacciones positivas y enriquecedoras que provoca esta práctica ancestral en nuestro cerebro.

Por tanto, es muy recomendable reeducar la mente para combatir la ansiedad y regular la cantidad de energía dedicada a gestionar la alteración emocional, algo estrechamente vinculado a la salud.
Quien practica con asiduidad, desarrolla además la capacidad de gestionar la frustración, la rabia, la tristeza y los nervios reduciendo así el estrés y mejorando considerablemente la calidad de vida.

Ahora viene lo complicado: la práctica. Es verdad que por nuestra manera de vivir, cuando nos sentamos a meditar estamos en un estado de dispersión mental, de manera que al iniciar los ejercicios suelen aparecen distracciones, pero poco a poco el cerebro “aprende a reorientarse hacia la atención” y se trabaja la capacidad de concentración manteniendo la calma.

Un buen consejo para iniciarse, sería fijar la atención en un punto de referencia, como el tacto de los dedos o la respiración y así, evitar la distracción del pensamiento.

Os podemos contar que en menos de 6 semanas de práctica, los cambios son visibles en la estructura cerebral, pero al igual que el deporte, ¡hay que practicar!

Reserva 10 minutos al día, por las mañanas antes de salir de casa y por la tarde- noche cuando acabes tus tareas (antes de la cena suele ser el momento perfecto).

Busca un lugar cómodo y tranquilo en tu casa donde sentarte con la espalda recta y apoyada.

Céntrate únicamente en tu respiración y escucha nuestro audio.

En la actualidad, el Mindfulness se utiliza con diferentes objetivos, y pese a que es más bien una filosofía de vida, los profesionales de la ciencia de la conducta lo adaptamos para ayudarte a manejar algunas de las situaciones problemáticas que se presentan en tu día a día. Lo elaboramos para ti.

¿Aceptas el reto de practicar con nosotras? Llámanos, y descubre todo el potencial positivo que tienes dentro.

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